No, don Álvaro no se hacía ilusiones (...). Ana
sintió que un pie de don Álvaro rozaba el suyo y a veces lo apretaba. No
recordaba en qué momento había empezado aquel contacto; mas cuando puso en él
la atención sintió un miedo parecido al del ataque nervioso más violento, pero
mezclado con un placer material tan intenso, que no lo recordaba igual en su
vida. El miedo, el terror era como el de aquella noche en que vio a Mesía pasar
por la calle de la Traslacerca, junto a la verja del parque; pero el placer era
nuevo, nuevo en absoluto y tan fuerte, que le ataba como con cadenas de hierro
a lo que ella ya estaba juzgando crimen, caída, perdición.
Don Álvaro habló de amor disimuladamente, con una
melancolía bonachona, familiar, con una pasión dulce, suave, insinuante....
Recordó mil incidentes sin importancia ostensible que Ana recordaba también.
Ella no hablaba pero oía. Los pies también seguían su diálogo; diálogo poético
sin duda, a pesar de la piel de becerro, porque la intensidad de la sensación
engrandecía la humildad prosaica del contacto.
Cuando Ana tuvo fuerza para separar todo su
cuerpo de aquel placer del roce ligero con don Álvaro, otro peligro mayor se
presentó en seguida: se oía a lo lejos la música del salón.
—¡A bailar, a bailar!—gritaron Paco, Edelmira,
Obdulia y Ronzal.
(…)
Se entreabrió la puerta para oír mejor la música,
se separó la mesa hacia un rincón, y apretándose unas a otras las parejas, sin
poder moverse del sitio que tomaban, se empezó aquel baile improvisado.
Don Víctor gritó:
—Ana ¡a bailar! Álvaro, cójala usted....
No, quería abdicar su dictadura el buen
Quintanar; don Álvaro ofreció el brazo a la Regenta que buscó valor para
negarse y no lo encontró.
Ana había olvidado casi la polka; Mesía la
llevaba como en el aire, como en un rapto; sintió que aquel cuerpo macizo,
ardiente, de curvas dulces, temblaba en sus brazos.
Ana callaba, no veía, no oía, no hacía más que
sentir un placer que parecía fuego; aquel gozo intenso, irresistible, la
espantaba; se dejaba llevar como cuerpo muerto, como en una catástrofe; se le
figuraba que dentro de ella se había roto algo, la virtud, la fe, la vergüenza;
estaba perdida, pensaba vagamente....
1.-
Analiza la cohesión del primer párrafo. Identifica los distintos elementos que
lo cohesionan.
2.-
Explica con tus palabras lo que ocurre en el fragmento.
3.-
¿Aparecen los rasgos de la novela realista? Justifica cada uno de los rasgos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario